Consideramos importante resaltar que a lo largo de nuestro trabajo nos encontramos con íconos que evidencian la transformación de la ciudad criolla en metrópolis y que marcaron un antes y un después en el crecimiento de la Ciudad de Buenos Aires.
Todos los elementos citados, fueron elegidos ya que influyeron e influyen, en mayor o menor medida, en lo que conformó un espíritu de unión, en denominadores comunes que unen a los habitantes de la ciudad, y de cualquier parte del país, ya que forman parte de nuestra historia y nuestras raíces. Todo argentino, donde fuere y cuando fuere, al ver una imagen de la Plaza de Mayo, un mapa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, o fotos del barrio de la Boca o de un conventillo, por ejemplo, se sentiría identificado; sentiría que pertenece a todo eso.
En nuestro caso particular, lo hemos comprobado mediante la experiencia. Al realizar un viaje y encontrarnos en un país extranjero, perteneciente a otro tipo de cultura, el más mínimo signo de "argentinidad" que podamos percibir (ya sea ver a la Argentina en un mapamundi, ver una foto del obelisco, o de una pareja bailando tango, por ejemplo) nos llenaría de ese sentimiento de pertenencia a un gran todo que es nuestra Nación.
Por otro lado, no sólo en el extranjero se da la posibilidad de sentir esto. Nuestro estilo de vida y costumbres, se basan también en toda esa historia política, social y económica que tenemos por detrás, cuyo espíritu yace, en parte, en los monumentos y distintas edificaciones de la ciudad, los cuales nos recuerdan quienes somos y por qué.
Nosotros como sociedad hemos plasmado nuestros ideales y sentimientos más profundos en cada rincón de la ciudad, la cual nos lo devuelve haciéndonos sentir identificados con ella, recordándonos nuestra historia, diciéndonos quienes somos y a dónde pertenecemos.